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Nanobodies y el alzhéimer II

Diminutos defensores encontrados casualmente, los nanoanticuerpos (nanobodies) no sólo ayudan en el diagnóstico y el desarrollo de tratamientos de enfermedades extremadamente raras, como el ántrax, sino también de enfermedades comunes, como el alzhéimer.

En el Instituto Pasteur, en Francia, en el mismo edificio donde hace 140 años Luis Pasteur desarrolló su vacuna contra la rabia, hoy se buscan otros métodos de tratamiento con la ayuda de los nanoanticuerpos. Pierre Lafaye, inmunólogo, está a cargo de un programa de investigación sobre el alzhéimer; a sus alpacas las vacunó con diferentes proteínas que están en conexión con esta enfermedad, después -de un tiempo- se tomó una prueba de sangre para extraer los anticuerpos que ha generado la lama, -y- de los millones de anticuerpos producidos tiene que encontrar los correctos.

Lafaye aclara: “Podríamos generar anticuerpos contra el coronavirus y el virus del zica, hace poco se hizo contra el virus de la viruela del mono, -o- contra determinados objetivos en el cerebro, por ejemplo, receptores de nicotina, -pero- mi investigación se centra en el alzhéimer; queremos encontrar anticuerpos específicos de alzhéimer para el diagnóstico y finalmente para obtener -una- terapia”.

La intención es encontrar nanoanticuerpos que reconozcan los típicos daños en el cerebro y los hagan visibles, es decir, encontrar anticuerpos específicos para el diagnóstico y posteriormente para el desarrollo de la terapia.

En primer lugar, explica el investigador, se extrae el DNA de la sangre de la alpaca, pues ahí se esconden los planos de generación de los nanoanticuerpos, después se introducen en un cultivo de bacterias. “Se tienen entonces mil millones de DNA con bacterias que suministran cien millones de nanoanticuerpos. -y- con la ayuda de métodos de selección, aislamos poco a poco los 10 mejores”.

Posteriormente, un robot pone a prueba a estos candidatos para ver qué tan bien pueden identificar las proteínas con alzhéimer, todo el proceso dura tres meses. Al final, de 100 millones de distintos nanoanticuerpos quedan sólo dos, que se utilizan para experimentos posteriores.

Los nanoanticuerpos seleccionados están destinados a ser estudiados en el Instituto Cerveau, (Instituto del cerebro de París), dónde son esperados con entusiasmo por Benoit Delatour, neurocientífico, que investiga nuevos tratamientos contra el alzhéimer.

Así continúa la historia de los nanoanticuerpos en el reportaje denominado “Anticuerpos diminutos: refuerzo para el sistema inmunitario”, presentado en el programa NANO del canal 3SAT, que se transmite en Suiza, Austria y Alemania.

El alzhéimer, se explica en el reportaje, daña la red neuronal del cerebro, deja establecer depósitos de proteínas, las denominadas placas de amiloide, que dificultan el flujo de información, además atrofian células nerviosas, que mueren. La enfermedad afecta primero la memoria, antes de generar daños irreversibles en otras áreas del cerebro. Por ello debe ser diagnosticado lo más temprano posible, a fin de que los tratamientos existentes sean exitosos. La meta es reconocer los dañinos depósitos de proteínas a tiempo, y aquí entran los nanoanticuerpos en acción.

Delatour probó en tejido de ratones qué tan bien funcionan, -y- los dos anticuerpos funcionan muy bien. Uno reconoce la placa de amiloide, es muy preciso -pues- se enfoca en un solo síntoma, y el segundo identifica fibras de proteína aglomeradas. Al observarlos en el microscopio, en el centro de memoria del hipocampo se pueden ver todas las neuronas marcadas por el anticuerpo.

Después se probaron en un animal vivo. El momento decisivo era observar si los nanoanticuerpos serían capaces de atravesar la barrera hematoencefálica, es decir, la barrera que controla el intercambio entre el cerebro y la sangre, porque en la sangre se encuentran patógenos y moléculas tóxicas que no deben entrar al cerebro; la desventaja es que moléculas importantes como los anticuerpos tampoco pueden traspasar dicha barrera, excepto, quizás, anticuerpos de camello, aclara el investigador.

Y de nuevo su diminuto tamaño es el que hace la diferencia. En el laboratorio, ambos investigadores (Lafaye y Delatour) observan cómo el anticuerpo pasa la barrera hematoencefálica dejando los vasos sanguíneos, para propagarse y luego adherirse a las placas de amiloide. Se ven completamente los anticuerpos marcados, aún en un organismo vivo y no sólo en un cultivo.

“Esos nanoanticuerpos tienen un futuro, -pues- si se unen con elementos que pueden ser rastreados a través de la tomografía por resonancia magnética, será posible hacer diagnósticos tempranos y se podrá controlar cómo se remiten los daños con la terapia”, concluye Benoit Delatour.

Este es un ejemplo de lo que los nanoanticuerpos pueden lograr con respecto al alzhéimer, pero la historia aún no termina, ya que en una Startup de Bélgica se está desarrollando un medicamento contra el cáncer, en el que los nanoanticuerpos son fundamentales.

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Hilda Bachmann

Hilda Bachmann

Licenciada en Comunicación por la UPAEP, maestra en Ciencias Políticas por la BUAP y maestra en traducción especializada alemán-español UIMP-España. Se ha desempeñado como reportera y editora de El Financiero Puebla. Es profesora de Español como lengua extranjera en Alemania.
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