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Biomímesis I

No, no se trata de un nuevo virus que causara alguna pandemia, se trata de una rama de la ciencia en la que la naturaleza es la parte inspiradora para obtener soluciones a diversos retos del hombre en la actualidad, el lema “inspired by nature” (inspirado en la naturaleza).

El nombre proviene del griego “bios” vida y de “mímesis” imitar, es decir, imitar la vida, y fue acuñado en 1969 por el ingeniero Otto Herbert Schmitt (1913-1998) en su artículo titulado “Some Interesting and Useful Biomimetic Transforms” (Algunas transformaciones biomiméticas interesantes y útiles), quien además fue inventor, ingeniero y biofísico estadounidense conocido por sus contribuciones a la biofísica y por establecer el campo de la ingeniería biomédica.

Sin embargo, fue Janine M. Benyus quien en 1977 publicó uno de los libros más influyentes en este campo, titulado “Biomímesis”, en el que invita a “tomar como modelo el mundo natural, cuyas estrategias imaginativas y eficientes responden a nuestros problemas más acuciantes”. En el 2005 Benyus fundó The Institute of Biomimicry” (El Instituto de Biomímesis), de acuerdo con información de la página fundacionaquae.org.

La Biomímesis, continúa la información, es interdisciplinar -buscando- la creación de soluciones eficaces y sostenibles incorporando lo aprendido de la naturaleza y su historia de resolución de problemas y de cooperación de las especies, -es- un avance para proseguir con la naturaleza en lugar de -ir- contra ella. No es una simple imitación, sino un aspirar a ser más naturales, -para alejarse- del lastre ambiental de la artificiosidad.

Imitar a la naturaleza es un concepto innovador de raíces antiguas, pues se cree que el genio italiano Leonardo da Vinci (1452-1519) fue uno de los primeros estudiosos de la Biomímesis, como lo demuestra su “Códice del vuelo de las aves” (1505), donde recoge observaciones anatómicas de distintas especies aviares que posteriormente aplicaría -para el desarrollo de- sus máquinas voladoras.

La influencia de la Biomímesis es muy amplia, en la arquitectura e ingeniería, por ejemplo, la serie 102 del Renfe AVE, un tren de alta velocidad entre Madrid y Sevilla, España, inspirado en el pico del pájaro conocido comúnmente como martín pescador (alcedo atthis) que es capaz de volar velozmente a ras del suelo con una pérdida mínima de energía, según datos de la página mencionada.

 102 del Renfe AVE y pájaro martín pescador (alcedo atthis) / e-consulta

En el mundo de la moda también se aplica la Biomímesis, con el velcro, obra del ingeniero suizo Georges de Mestral (1907.1990) insiprado en los minúsculos ganchos presentes en el cardo alpino (xanthium spinosum), conocida por sus espinas y su capacidad de adherirse a la ropa, se agrega en la página.

cardo alpino (xanthium spinosum) y velcro /e-consulta

Mientras que la Universidad de Harvard desarrolló en 2016 el RoboBee, un micro robot a imagen y semejanza de las abejas, con el fin de polinizar los cultivos, en el supuesto caso de la extinción de estos insectos.

Next-generation Harvard microrobotic fly with biomimetic composite wings/ Robobee, Jessica Shang, researchgate.net

Otro ejemplo es el Centro Eastgate, edificio construido en Harare, Zimbabue, para cuya construcción el arquitecto local Mick Pearce se basó en el sistema de control climático de las colonias de termitas para proyectar una construcción capaz de autorregular su temperatura, según datos de la página ecologiaverde.com.

Las termitas, se explica en la página, orientan su construcción en el eje norte-sur, -creando- una estructura parecida a la de una chimenea, -de la que- se extrae el aire caliente que es menos denso -permitiendo- el paso del aire más frío en la base, a partir de una red de conductos construidos por dichos insectos. De esta forma acaban -enfriando- el termitero en situaciones en las que la temperatura externa puede alcanzar los 42 grados centígrados.

Centro Eastgate y termitero catedral /e-consulta

Además de imitar a la naturaleza, la Biomímesis busca que el proceso de desarrollo del producto de que se trate tenga un bajo nivel de contaminación (emisiones de CO2) y que en el sitio en el que se produzca, las condiciones laborales sean respetuosas con el trabajador y el medio ambiente, se aclara en la página mencionada.

La Biomímesis, concluye la información, “consiste en valorar la naturaleza por lo que podemos aprender, no por lo que podemos extraer, cosechar o domesticar. En el proceso, aprendemos sobre nosotros mismos, nuestro propósito y nuestra conexión entre nosotros y con nuestro hogar en la tierra”.

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Hilda Bachmann

Hilda Bachmann

Licenciada en Comunicación por la UPAEP, maestra en Ciencias Políticas por la BUAP y maestra en traducción especializada alemán-español UIMP-España. Se ha desempeñado como reportera y editora de El Financiero Puebla. Es profesora de Español como lengua extranjera en Alemania.
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