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Nanobodies y el cáncer III

Kjpargeter/Freepik

Observar el comportamiento de células vivas, sanas y enfermas, y además generar un tratamiento directo hacia estas últimas sin dañar tejido sano, requería de nanoanticuerpos (nanobodies) visibles, por lo que fue necesario ‘darles color’, y así generar los chromobodies (cromocuerpos).

Ulrich Rothbauer doctor y catedrático del área de Biotecnología Farmacéutica de la Universidad de Tübingen, buscó la forma de hacer visible lo que hasta que el momento estaba en la obscuridad, es decir, lo que pasa en las células, pero en células vivas, y explica: “Siempre se hace un registro -momentáneo- en estado muerto, -y- como biólogo celular estoy muy interesado en lo que pasa en las células -vivas-”. 

Así continúa el reportaje denominado “Anticuerpos diminutos: refuerzo para el sistema inmunitario”, presentado en el programa NANO del canal 3SAT, que se transmite en Suiza, Austria y Alemania.

Con el clásico microscopio, añade, se pueden examinar las células, pero siempre se fijan en un momento determinado, se tiene más trabajo, -pero se- obtiene menos información, y todo -el proceso- es más caro.

El investigador quería entender cómo se comporta el virus del VIH en células humanas -vivas-, y con la ayuda de los nanoanticuerpos esperaba obtener mejores resultados. Se requiere que los nanoanticuerpos se adhieran al virus del VIH, y para ello recurrió a nuevamente a camellos que vacunó con VIH inactivo; después dejó trabajar el sistema inmunológico del camello 3 meses. Con este método él y su equipo obtuvieron 20 millones nanoanticuerpos de camello.

De ellos, aislaron 2 nanoanticuerpos altamente limpios, excelentes candidatos con una alta afinidad, que se adhieren fuertemente, pero antes de inyectarlos en las células, “les da una nueva capa de pintura”, dado que hay que hacerlos visibles. Ya que los nanoanticuerpos no se ven, hay que acoplarlos a una proteína líquida, con lo que se generan los cromocuerpos, que son irradiados con una luz determinada haciéndose visibles en la célula.

De esta manera, se obtiene una vista única, con ello se pueden ilustrar los procesos en la célula y visualizar -los- cambios contínuos en tiempo real, “es como una grabación en vivo de un juego de fútbol en el que no sólo se tiene el resultado, sino que se puede observar lo que pasa en las células durante 90 minutos, y eso es extremadamente emocionante”, puntualiza el investigador.

Los cromocuerpos se unen en el interior de la célula exactamente al objetivo al que se supone deben unirse, así, iluminan su entorno y revelan cómo se mueve.

Lo que se ve, aclara, es un cromocuerpo que se une al virus del VIH, se observa con detalle cómo se adhiere a la membrana plasmática de la célula, y -de- ahí es expulsada para entonces infectar a las células vecinas.

El investigador también ha desarrollado otros cromocuerpos más, que hacen visibles -distintos- procesos en la célula, por ejemplo, en una célula viva de cáncer. El cromocuerpo se dirige hacia la cubierta nuclear de la célula, y así se puede observar cómo se divide, -es- un proceso importante; si se quiere desarrollar una sustancia activa[1] que impida la división -de las células-; se puede probar en esta línea celular, -se- reconocería inmediatamente en qué momento y en qué cantidad la sustancia activa detiene -la división en- esa célula, y sería posible seguirlo en vivo. Eso ayudaría a la -industria- farmacéutica a ahorrar tiempo y recursos en el desarrollo de nuevas sustancias activas.

Y precisamente la investigación del cáncer tiene expectativas esperanzadoras en los nanoanticuerpos. -pues- para combatir la enfermedad, frecuentemente se emplea quimioterapia o radiación, lo que afecta al tejido sano, pero con los nanoanticuerpos se podrían atacar directamente las células tumorales. Esa es la estrategia de una joven startup belga: Precirix, que aprovecha la facilidad con que los nanoanticuerpos se unen a otras moléculas.   

Aquí se une un nanoanticuerpo con una sustancia de baja radiactividad, este proceso de llama tracer[2] (trazador), el tratamiento se encuentra en fase de prueba y se lleva a cabo en el hospital. El trazador se une a células cancerígenas específicas y las hace visibles. El objetivo de los nanoanticuerpos es una proteína llamada HER2, característica en determinados tipos de cáncer.

Sophie Bourgeois, especialista en medicina nuclear afirma que, “lo importante es saber si hay un alto -nivel de- HER2 en el tumor, en la metástasis y en los ganglios linfáticos con metástasis, porque así sabemos si los pacientes responderán a la terapia”, De esta forma, se puede adaptar el tratamiento a cada determinado tipo de cáncer.

En el futuro los investigadores pretenden acoplar los nanoanticuerpos con una carga nuclear más fuerte. El nanoanticuerpo se encuentra -con- el tumor, si en este momento se conecta con un radioisótopo terapéutico, se irradia el tumor de manera dirigida y, por lo tanto, las células cancerosas -también-.

El pequeño tamaño -de los nanoanticuerpos- es muy ventajoso para estos procesos, -ya que- una vez administrado al paciente, se distribuye muy rápido en el tejido del tumor, pero -como- se trabaja con un radioisótopo terapéutico muy potente, se pretende evitar que el resto de los nanoanticuerpos que no se adhieren al tumor se queden en el cuerpo.

Este residuo, debido a su pequeño tamaño, será excretado del cuerpo, lo que ofrece una mayor seguridad, “Queremos atacar directamente el tumor y proteger el tejido sano” aclara Jens De Vos cofundador de Precirix, entrevistado en el reportaje mencionado.   

Sin embargo, la joven empresa debe transitar -aún- por una larga etapa de pruebas y permisos para poder comercializar su terapia.

“Realizamos estudios clínicos para demostrar que nuestro medicamento es seguro y eficiente; -pero- desde el camello hasta el paciente, todo este viaje durará más de diez años”, señala De Vos.

Con sus nanoanticuerpos, se explica en el reportaje, la gran familia de camellos ha llevado -también- nuevas esperanzas a otras áreas de la medicina. En todo el mundo, por lo menos 4 medicamentos con nanoanticuerpos han sido aprobados, uno contra la artritis reumática, y más de 20 sustancias activas están siendo probadas en laboratorio en este momento. -Mientras que- una terapia contra la psoriasis está por aprobarse.

Pero como los nanoanticuerpos se dejan producir fácil y económicamente, -nada- se interpone en el camino de la investigación para otras aplicaciones. Una razón más para tratar con respeto a la familia de los camellos, concluye el reportaje.


[1] De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, la sustancia activa o también conocida como ingrediente activo, es aquellamolécula que se introduce en un medicamento y que tiene propiedades para tratar o prevenir una o varias enfermedades específicas.

[2] Sustancia marcada con un isótopo radioactivo que se utiliza principalmente en la medicina nuclear para diagnósticos y estudios de investigación. Estos trazadores permiten visualizar y medir procesos fisiológicos dentro del cuerpo. 

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Hilda Bachmann

Hilda Bachmann

Licenciada en Comunicación por la UPAEP, maestra en Ciencias Políticas por la BUAP y maestra en traducción especializada alemán-español UIMP-España. Se ha desempeñado como reportera y editora de El Financiero Puebla. Es profesora de Español como lengua extranjera en Alemania.
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